domingo, 21 de marzo de 2010

Regenerando la Democracia: quitemos el poder a los Partidos

Hace unos días, en la Televisión Canaria, durante una mesa redonda donde era entrevistado Sergio Alonso (un importante empresario canario), éste expresó una idea interesante sobre las funciones del Parlamento:




Es curiosa la reacción del entrevistador cuando el empresario exponía la deseable reacción de un Parlamento cesando al Gobierno. Supongo que fue porque imaginaba la extraña circunstancia de parlamentarios del grupo que gobierna votando en contra del Ejecutivo. Pero precisamente este debería ser unos de los pilares de la Democracia: la División de Poderes. Sin embargo, el sistema político español ha avanzado justo en la dirección contraria. Con la actual forma de elección de miembros del Consejo General del Poder Judicial por parte del Parlamento y con el control del Parlamento por parte del Gobierno, en realidad los tres poderes casi se han convertido en uno solo: el Poder Ejecutivo. Si a esto añadimos que quien preside el Ejecutivo es al mismo tiempo el líder de un partido, podemos llegar a la alarmante conclusión que nuestra actual democracia prácticamente se ha convertido en una Partitocracia.

¿Es realmente necesaria la existencia de partidos políticos tal como existen en la actualidad? Yo personalmente no lo creo. Es más, precisamente si queremos conseguir mejorar nuestro actual sistema político deberíamos disminuir el poder de los partidos. Sin embargo, ¿cuál sería el mejor modo de hacerlo? Si estudiamos un poco el funcionamiento de la Democracia en los Estados Unidos, podríamos vislumbrar la respuesta.

A pesar de que es bien sabido que en los Estados Unidos existen dos partidos principales, la organización de estos no tiene nada que ver con aquella de los partidos españoles. Aunque los sistemas electorales de cada Estado pueden variar, analizacemos el caso más frecuente. En el país norteamericano, cuando alguien desea votar ha de inscribirse previamente. Aunque pueda parecernos algo extraño, en el momento de la inscripción se puede elegir ser miembro de un partido, sin mayores requisitos. Esto le posibilitará participar en las elecciones primarias, donde son elegidos los representantes de los partidos para las elecciones generales. Y estos representantes realmente no son impuestos por una estructura nacional que elabora unas listas. La selección de candidatos se realiza a nivel de condado (similares a nuestros ayuntamientos). Es aquí donde la gente se organiza y participa. Además, para ser candidato electoral, solamente se ha de contar con la firma de entre 5.000 y 25.000 personas que te apoyen. Toda esta forma de organización política hace que la democracia sea realmente participativa.

La anterior forma de elección de candidatos permite que estos conserven su independencia cuando se convierten en congresistas, ya que a pesar de pertenecer a un partido, mantienen sus propios criterios en relación a cualquier asunto. Tanto es así que existen los llamados “Whip”, unos congresistas que han sido designados para conseguir el apoyo de sus propios compañeros de Partido.

En España se han oído algunas voces que proponen ideas parecidas. En la Constitución Española, la única mención a los partidos políticos se hace en el artículo 6:

“Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos.”

Como se puede ver, este artículo consagra la idea que los partido son un instrumento fundamental para el funcionamiento de la Democracia. Quizás era una redacción necesaria para una sociedad no acostumbrada a las reglas del juego democrático, pero puede que sea hora de pasar el siguiente nivel.

Uno de los conceptos que se manejan para promover la participación ciudadana en la política son las llamadas "Listas Abiertas". Mediante ellas se dejaría en manos de los votantes la elección de los parlamentarios. Sin embargo, es curioso como desde posiciones de izquierda, se vean como un problema. En un artículo de Roger Senserrich, autor del blog "Materias Grises", se afirmaba:

“¿Son las listas abiertas una mala idea? No, en absoluto. Mejoran la representación de los votantes, y en ciertos contextos puede forzar a los políticos a acercarse más a los votantes. El problema es que no son una solución mágica, ni mucho menos, y que demasiado a menudo o no hace absolutamente nada o se convierte en un ruidoso desastre imposible de controlar de forma efectiva. Implementar una solución así puede ser buena idea, pero sus efectos serían, en el mejor de los casos, muy limitados.”

Creo que este planteamiento en el fondo traspasa la idea de la conveniencia un Estado grande e intervencionista al sistema de partidos políticos, pues considera a los ciudadanos poco preparados para elegir a sus representantes, siendo los partidos los encargados de esta misión. Como liberal, no deseo un Estado omnipresente y prepotente, como liberal tampoco quiero unos partidos que me digan a quién he de votar. Ya es hora de que los políticos me dejen usar mi libertad para elegirlos.


Para finalizar, dejo a continuación un interesante artículo de Robert G. Neumann publicado en 1955. Discrepo con algunas afirmaciones del texto, como su apoyo a las medidas tomadas por Roosevelt durante la Depresión, pero constituye un buen resumen del funcionamiento de los partidos en los Estados Unidos.

¿Tiene America un sistema de dos partidos?




4 comentarios:

Elentir dijo...

Muy buena entrada. La retuiteo.

Eetión dijo...

Muchas gracias. Un saludo.

Aguador dijo...

Me la llevo a mi Facebook. Saludos.

Eetión dijo...

Gracias, Aguador. Saludos