lunes, 8 de marzo de 2010

Intentemos ahora la posibilidad de gobiernos reducidos

Selección del artículo "Ensayo y Terror (Gasto gubernamental irresponsable)" de Eduardo García Gaspar en ContraPeso.info:

"Las ideas que dominan son absurdas. Ellas presuponen que el gasto de gobierno es bueno. La mentalidad socialista cree que gobiernos más grandes son mejores. No lo son. La mentalidad keynesiana cree que elevando el gasto de gobierno se alienta a la economía. No lo hace, de hecho la deprime.

Es decir, el medio ambiente intelectual que desea gobiernos grandes tiene consecuencias nefastas. Apoya y fomenta la conducta irresponsable de gobernantes dentro de un sistema propicio a esa falta de prudencia en las decisiones de las finanzas públicas.

No tiene sentido. No tiene sustento económico. Es inmoral. Es injusto. Crea pobreza. Pero se hace con insistencia. Y, peor aún, se insiste en querer gobiernos mayores que gasten más. Por ejemplo, el PIB español en 2008 fue de 1,600 billones de dólares. Su déficit actual es el 10%. Son cantidades cósmicas, tan grandes como la irresponsabilidad de crearlas.

Si ya vimos este ensayo y terror, dejemos de lado la idea de que los gobiernos son nuestra salvación. No lo son. Son nuestra condena. Ensayamos con gobiernos grandes durante siglos. Intentemos ahora la posibilidad de gobiernos reducidos."

7 comentarios:

EGCañamero dijo...

Cuando comprenderán que hay que liberalizar la economía ¡ laissez faire ! . Aumentar el gasto público solo genera deuda externa, hay que bajar los impuestos. Con el aumento del gasto público no se ha salido en ninguna crisis, ni la del 29 ni la de Japón...

Un saludo desde : http://elrinconliberal.wordpress.com/

Anónimo dijo...

Es un hecho innegable que los miembros del gobierno viven mucho mejor que el común de los ciudadanos.

Los desalmados liberales infieren de esto que hay que reducir el tamaño del gobierno para disminuir la carga sobre el resto de la población.

Los que hemos aprendido economía en dos tardes (no entiendo como hay carreras universitarias para algo tan sencillo) sabemos en cambio que la solución progresista es convertir a todo el mundo en miembros del gobierno, con lo cual todos vivirán mejor que el promedio. Esto se ha hecho ya con las Autonomías, a todas las cuales se les ha dado un tratamiento por encima de la media.

Y como paso provisional se incluirán en el gobierno, directamente o como asesores, a todos los miembros de nuestras extensas familias y abundantes compañeros de partido.

ZP lo ha comprendido hace tiempo y ha dado ya los pasos correspondientes a esta primera etapa.

Eetión dijo...

EGCañamero:
Esto que comentas les cuesta a algunos comprenderlo, otros simplemente se aferran al sillón. Ojalá que no tengamos que esperar a otro 89 para la definitiva caída de las ideas intervencionistas, pues en este caso no vamos a verlo.

Un saludo y bienvenido el blog.

Anónimo:
Menos mal que siempre nos quedará la ironía ;-)

Un saludo.

Anónimo dijo...

De acuerdo con Eduardo García Gaspar en que hay que probar gobiernos mucho más pequeños, pero no con su afirmación de que "por diseño los gobiernos gastan en todas partes de forma irresponsable", brillante afirmación equivalente a la hipotética marxista de que "los empresarios explotan a los obreros de forma irresponsable" Bueno... textos divulgativos.

Además no se me escapa que hace categoría del caso particular (México), estratagema muy pobre que apela al prejuicio del lector hacia el gobierno.

Queda decir que la crisis del 29 fue generada por la política monetaria expansiva y la reserva fraccionaria, justo como pasó en Japón en los 90 y ahora en todo el mundo: Culpa del gobierno, pero... ¿¿¿y los agentes privados??? ¿¿¿no tienen responsabilidad??? Esto de culpar al gobierno de todo cuando las cosas van mal y alzar al mercado como responsable de todo lo bueno cuando las cosas van bien me rechina.

En cierta manera recuerda a la manera de pensar del alumno: cuando saca un 5,1 él ha aprobado, cuando saca un 4,9 es el profesor quien le ha suspendido. O también a eso que tanto gusta a los socialistas: cuando un adolescente viola, mata y roba la culpa no es suya, sino de la "sociedad".

Por tanto vale, la responsabilidad de los derroches o de las crisis es de los Estados, pero también de todos los agentes privados que sabían lo que sucedía o lo que se avecinaba pero se subieron a la ola o hicieron inversiones ruinosas o extremadamente arriesgadas.

Eetión dijo...

Daniel:
Evidentemente las cosas no son blancas o negras la mayoría de las veces. Lo sorprendente es que en una crisis provocada por la manipulación monetaria existan tantos empresarios que se equivoquen al mismo tiempo. Empresarios que fracasen los tenemos todos los días, e incluso son culpables de daños a sus empleados o a sus clientes. Pero en cuanto el Estado empieza a meter la mano en el mercado (más allá de la elaboración del leyes para que éste puede funcionar) entonces los problemas se amplifican. ¿Qué momento de la historia podríamos señalar donde una crisis fuera culpa de un funcionamiento erróneo del mercado y donde los Estados no hayan tenido la mayor parte de la culpa?

Anónimo dijo...

Eetion, no considero que el mercado tenga errores (término propagandístico socialista), sino limitaciones (lo indico en una de mis últimas entradas).

Lo que quiero decir es que no se debe santificar al mercado diciendo que no tiene límites en su capacidad de generar bienestar en la sociedad, porque es evidente que sí los tiene (dada la imperfección intelectual y moral del ser humano), aunque es difícil entender esto pues implica aventurarse más allá del camino intelectual mayoritario y los dogmas ideológicos.

Por otra parte, la expresión de que el Estado dicte "las reglas del juego" pero "no intervenga en el juego" del mercado se oye mucho pero carece de concrección... es muy etérea y por ello parece más una idea-fuerza propagandística que un fundamento intelectual sólido. Por ejemplo, que el Estado obligue a indemnizar por los despidos, ¿es dictar reglas del juego? ¿es intervención directa en el intercambio libre? Bueno, si una empresa (persona jurídica) rompe unilateralmente un contrato "indefinido" con otra sin justificación, la ley le suele reconocer el derecho a ser indemnizada, y nadie ve el escándalo o la ineficiencia económica. Es decir, no veo por qué si se obliga a lo primero ésto se califica de intervencionismo y si a lo segundo es justicia y respeto de los contratos...

Todos sabemos lo sátrapas, sinvergüenzas y ladrones que pueden llegar a ser los gobernantes, pero también sabemos que ello no implica que todos lo sean o que todas las leyes que emanan de los parlamentos sean injustas o tiránicas. En resumen: a veces llamamos socialismo o intervencionismo a medidas perfectamente legítimas y que forman parte de esas "reglas del juego" que los liberales defendemos -pero que causan una pérdida de competitividad económica respecto de países con prácticas profundamente antihumanas (pienso en China con su semiesclavismo y su manipulación del tipo de cambio)-

Por cierto, respecto a lo que preguntabas: hay algunos episodios medievales en el libro de Huerta (Dinero,crédito bancario y ciclos económicos), está también la tulipomanía en la Holanda del siglo XVII, y alguna de las crisis estadounidenses de principios del siglo XIX (creo recordar que la de 1819, explicada en el libro de Rothbard "The Panic of 1819"). Todas ellas fueron propiciadas porque el Estado permitió -"no intervino"- que los banqueros actuasen como más les gusta: imprimiendo dinero sin respaldo.

Saludos y perdona el "tocho". Espero al menos haber aportado algo de interés.

Eetión dijo...

Nada que perdonar. Aportas ideas muy interesentes.

Tienes toda la razón cuando escribes que el mercado no puede ser perfecto al ser un producto humano, y que a veces lo sacralizamos. Puede que como reacción a tanto intervencionismo.

Sobre las reglas del juego ya Hayek nos indicaba en “Camino de servidumbre” como habíamos abandonado el estudio de las mismas: “Se ha desatendido, por desgracia, el estudio sistemático de las formas de la instituciones legales que permitirían actuar eficientemente al sistema de la competencia”, y ya antes, en el mismo párrafo, había escrito que no bastaba con que la ley reconociera la propiedad privada y la libertad de contrato. También reconocía el error de las excesivas simplificaciones: “Probablemente, nada ha hecho tanto daño a la causa liberal como la rígida insistencia de algunos liberales en ciertas toscas reglas rutinarias, sobre todo en el principio de laissez-faire.”

De esta forma, igual que ya hemos comentado que habría que profundizar en el concepto de libertad para una correcta definición del liberalismo, también deberíamos ser capaces de poner a prueba otros conceptos que definen al liberalismo económico y profundizar en los mismos para conseguir mejorar la teoría y conseguir mejores resultados. Como tú dices, eso “implica aventurarse más allá del camino intelectual mayoritario y los dogmas ideológicos”. Creo que ahí están los nuevos retos.