domingo, 4 de marzo de 2012

Sobre el espíritu democrático y la propaganda de la izquierda española: Preparando un golpe de Estado (II)

 Las elecciones de noviembre de 1933 diezman a las filas de la izquierda en el Congreso. Perjudicadas por una ley electoral que ellas mismas diseñaron a su medida, el PSOE pasa de tener 115 a 60 diputados. Nadie podrá negar que fueran unas elecciones limpias al haber sido éstas fueron organizadas por el Gobierno de transición del socialista Diego Martínez Barrio. Simplemente, el pueblo había hablado en las urnas y le había dado la espalda a los partidos de la izquierda.

La reacción del PSOE fue la de un partido que no aceptaba el juego democrático y demostró que en realidad la República constituía para ellos un simple medio para alcanzar su objetivo: el establecimiento de una república comunista, al estilo de la URSS. Por ello comienza a organizar su asalto al poder. Primero, niega la legitimidad del principal partido de la derecha, la CEDA, dirigido por José María Gil Robles, acusándole de querer traer el fascismo a España (cosa que muchos dirigentes socialistas niegan tal y como atestiguan muchas fuentes). Y segundo, comienza la organización de un verdadero golpe de Estado para hacerse con el poder político.

Así, de forma taimada, el PSOE comienza ya desde finales de 1933 la organización de un golpe. Decide que éste ha de presentarse como un hecho espontáneo, y si fracasara, negaría cualquier responsabilidad en la organización del mismo.

Las revueltas y los actos violentos, incluidos asesinatos, se convierten en algo cotidiano durante el año 1934, tal y como se pueden ver en los periódicos de la época. Se intenta caldear el ambiente para el mejor resultado del golpe de Estado que se prepara. Algunos dirigentes socialistas, como Julián Besteiro, secretario general de la UGT, se oponen al intento del golpe y niegan la deriva fascista de la derecha. Pero Besteiro es relegado de los puestos de mando del sindicato y triunfan los golpistas tales como Francisco Largo Caballero, presidente del PSOE e Indalecio Prieto. La suerte ya está echada. Falta solamente la escusa para el levantamiento y ésta se presentará el 3 de octubre de 1934, con la formación de un nuevo gobierno presidido por Alejandro Lerroux y donde participan tres ministros del principal partido de la derecha, la CEDA.



Extracto de las actas de las reuniones del Comité Nacional de la UGT
(31 de diciembre de 1933)
Amaro Rosal (propuesta de resolución presentada): "Ante la situación política actual, el Pleno acuerda la inmediata y urgente organización, de acuerdo con el Partido Socialista, de un movimiento de carácter nacional revolucionario para conquistar el poder político para la clase obrera, aceptando la colaboración de todas aquellas fuerzas que quieran contribuir al movimiento y sean una garantía para nuestros intereses y propósitos. El momento para determinar el movimiento será estimado, de ser posible, por los plenos de Unión General y del Partido Socialista, de no serlo, por sus respectivas Ejecutivas o Comisión Nacional que pudieran haberse constituido por ambos organismos."