martes, 17 de agosto de 2010

Una mezquita en la Zona Cero. Respeto y libertad

El anuncio de construcción de una mezquita cerca de la Zona Cero ha causado una gran polémica. Las opiniones están divididas. Por una parte están aquellos que piensan que la construcción constituiría un insulto hacia las victimas del 11 S y por otra, los que consideran que prohibirla sería una violación de la libertad religiosa de los musulmanes.

El asunto es tremendamente delicado, pues junto a lo racional o legal se encuentran los sentimientos de las víctimas y sus familias.

Si las víctimas y sus familiares se sienten insultados por la construcción, quizás los promotores de la misma debería pensar en ello. Se trata de simple respeto. Oír música no es malo ni delictivo, pero si aparcara mi vehículo frente a la puerta de un tanatorio y me pusiera a oír música a todo volumen, no cabe duda que le faltaría el respeto a todas aquellas personas que velan al difunto, y especialmente a sus familiares. No hace falta explicación, cualquier persona sería capaz de entenderlo por simple empatía. Pero, ¿podrían legislarse y aplicarse leyes que tuvieran en cuenta estos sentimientos?

Sin ánimo de hacer ninguna comparación, el anterior párrafo me ha recordado un fragmento de "La rabia y el orgullo" de Oriana Fallaci (espero que nadie se ofenda al transcribirlo a continuación, pues no es esa mi intención):

"Yo no voy a levantar tiendas a La Meca. No voy a cantar padrenuestros y avemarías ante la tumba de Mahoma. Yo no hago pipí en los mármoles de sus mezquitas. Y mucho menos caca. Cuando estoy en aquellos países, (de lo que no saco ningún placer), nunca me olvido de que soy una huésped y una extranjera. Presto mucha atención a no ofenderles con ropa o gestos o actitudes que para mí son normales y para ellos inadmisibles. Los trato con el debido respeto, con la debida cortesía, me disculpo si por descuido o por ignorancia infrinjo alguna norma suya o alguna superstición. Y mientras la imagen de los dos rascacielos destruidos se mezcla con la imagen de los dos Budas asesinados, veo también aquella (no apocalíptica pero, para mí, simbólica) de la gran tienda con la que, hace dos veranos, los musulmanes somalíes (Somalia tiene una gran familiaridad con Bin Laden, ¿recuerdas?) destrozaron y ensuciaron y ultrajaron la plaza del Duomo de Florencia durante más de tres meses. Mi ciudad.

Una tienda levantada para reprobar condenar insultar al gobierno italiano (en aquel tiempo un gobierno de izquierdas) que por una vez tanto titubeaba en renovarles los pasaportes necesarios para pasearse por Europa y traer a Italia las hordas de sus parientes. Madres, padres, abuelos, hermanos, hermanas, tíos, tías, primos, primas, cuñadas embarazadas, y los parientes de los parientes. Una tienda situada cerca del palacio del Arzobispado sobre cuyas aceras alineaban los zapatos o las babuchas que en su país dejan fuera de las mezquitas. Y, junto a los zapatos o las babuchas, las botellas de agua mineral con las cuales se lavaban los pies antes de la oración. Una tienda colocada frente a la catedral de Santa María del Fiore y al lado del Baptisterio, las puertas de oro esculpidas por Ghiberti. Una tienda, en fin, decorada como un apartamento. Sillas, mesitas, chaise-longues, colchones para dormir y para follar, hornillos para cocer la comida, o sea para apestar la plaza con el humo y el mal olor. Y gracias a la habitual blandura de la municipalidad, provista de luz eléctrica. Gracias a una grabadora, enriquecida por los berridos desmañados de un muecín que puntualmente exhortaba a los fieles y ensordecía a los infieles y sofocaba el sonido de las campanas. Junto a todo esto, los amarillos regueros de orina que profanaban los mármoles del Baptisterio y su puerta de oro. (¡Por Dios! ¡Tienen la meada larga estos hijos de Alá! ¿Cómo hacían para alcanzar el objetivo separado de una verja y por tanto a casi dos metros de su aparto urinario?) Junto a los amarillos regueros de orina, el hedor de la mierda que bloqueaba el portón de San Salvatore del Vescovo: la exquisita iglesia románica (siglo IX) que está detrás de la plaza del Duomo y que los hijos de Alá habían convertido en un cagadero. Tú sabes de qué te estoy hablando."

Sin embargo, a pesar de todo lo anterior, la situación va más allá del simple respeto humano. Sin intención de ser descarnado, me siento obligado a usar la razón e intentar ir más allá de los sentimientos. Los detractores de la construcción dicen que la existencia de una mezquita cerca de la zona cero constituiría una afrente para las víctimas. ¿Y por qué una afrenta? Hemos de ser honestos y concluir que se está asociando la execrable acción de aquella matanza de miles de personas con una religión en concreto, la musulmana. ¿Es esta asociación correcta?

El código penal español, en su artículo 578, define la figura del enaltecimiento del terrorismo de la siguiente forma:

"El enaltecimiento o la justificación por cualquier medio de expresión pública o difusión de los delitos comprendidos en los artículos 571 a 577 de este Código [los relacionados con el terrorismo] o de quienes hayan participado en su ejecución, o la realización de actos que entrañen descrédito, menosprecio o humillación de las víctimas de los delitos terroristas o de sus familiares se castigará con la pena de prisión de uno a dos años. El Juez también podrá acordar en la sentencia, durante el período de tiempo que el mismo señale, alguna o algunas de las prohibiciones previstas en el artículo 57 de este Código."

En base a este artículo, se prohíben actos tales como la colocación de carteles de terroristas en las calles del País Vasco, o reuniones enalteciendo la figura de algunos de ellos. El motivo no es otro que responder a aquellos que pretenden destruir nuestra libertad y nuestras vidas. Muchos pensamos que no todo está permitido en democracia. Existen una serie de principios inviolables que ni siquiera el consenso de la mayoría podría derogar.

Preguntaba antes si la asociación entre la religión musulmana y el ataque a nuestros principios inviolables era correcta. Si no lo fuera, ¿en base a qué podría prohibirse la construcción de la mezquita? Y si lo fuera, ¿acaso no quedaría más remedio que prohibir su construcción, pasando a renglón seguido a prohibir la práctica del Islam en todas nuestras sociedades occidentales? Por muy duro y extremo que pudiera parecer, la lógica nos llevaría a tomar esa decisión.

Por lo tanto, puede que la pregunta sobre si debería permitirse construir una mezquita en la Zona Cero nos lleve a hacernos obligatoriamente la siguiente: ¿deberíamos proscribir la religión musulmana como algo ajeno a nuestra civilización y contraria a nuestros más sagrados e inviolables principios?


Enlaces recomendados:
Sacrilegio en la Zona Cero - Charles Krauthammer (Libertad Digital)
Córdoba en Manhattan - José Carlos Rodríguez (Libertad Digital)

6 comentarios:

Gonlor dijo...

Lo de prohibir suena muy mal y salvo que se demuestre sin ningún genero de dudas que el Islam es una religion atenta contra los derechos de los individuos, lo cual no creo que este muy lejos de ser cierto, no creo que se deba prohibir una mezquita cerca de las torres gemelas.

No creo que a nadie se le ocurriría prohibirlo cerca de la estación de Atocha y parece ser, según aquel juez calvo, que fueron casi los mismo que llevaron a cabo lo del 11M.

Saludos

JFM dijo...

Sonara muy mal pero yo no tendria ningun reparo en prohibir tanto la religion azteca como uina que de motu propio se declara en guerra, no solo ideologica sino fisica con quien no la sigue y eso no segun alguun dirigente extraviado sino en su popio libro sagrado el cual por ceirto esta fuera del alcance no solo de que los hombres lo rectifiquen sino del mismisimo Ala.

Carlos López Díaz dijo...

Creo que el dilema es erróneo. Prohibir la religión musulmana no es siquiera discutible, sería absurdo, un atentado frontal a la libertad religiosa. Pero eso no nos obliga a admitir todo lo que en nombre de esa religión se quiera justificar, sea el burka, una mezquita en la Zona Cero o cosas evidentemente peores, como las leyes penales de la sharia. He tratado también el tema en mi blog, precisamente en réplica al artículo de José Carlos Rodríguez en LD:

http://archipielagoduda.blogspot.com/2010/08/contra-la-tolerancia-unilateral.html

Saludos,
Carlos

Anónimo dijo...

Muy interesante.
Si se le da una vuelta de tuerca más al asunto a mi me surge otra pregunta:
¿Deberíamos prohibir el partido comunista?
¿Y los partidos nacional-socialistas y fascistas?

¿donde está el límite para ello?
Un musulmán poco creyente, occidentalizado, quasiagnóstico, respetuoso y defensor de los derechos humanos (incluida la propiedad privada) ¿debe ser proscrito por ser musulmán?

¡jodidos límites!

Eetión dijo...

Sí, sé que prohibir suena fatal y sobre todo en asuntos tan relacionados con la esencia de la libertad. Mi intención es mover a la reflexión sobre los límites y el concepto de libertad.

Un saludo, Gonlor, y bienvenido al blog. Y gracias por participar de nuevo JFM.

Carlos:

Puede que al plantear el dilema haya forzado el razonamiento. La duda está en si todo posicionamiento islámico es merecedor de la prohibición o solamente algunas posturas. Y el peligro liberticida es evidente, pues corremos el riesgo de lesionar el derecho a la libertad religiosa. Pero la libertad religiosa no puede ser tampoco un derecho absoluto. Imaginemos una religión que defendiera los sacrificios humanos (no estoy siendo irónico, a pesar de que alguno crea que me refiero al islamismo). Es evidente que no debería ser permitida. En otras ocasiones he defendido el uso del velo, pero sin caer en la ingenuidad. Nos ha costado muchos sacrificios llegar a donde estamos (a pesar de la imperfecciones que padecemos).

Ya había visto tu entrada (muy interesante como de costumbre). En relación al artículo de José Carlos Rodríguez, a mí también me llamó la atención (aunque no por no haber oído antes el planteamiento) cuando escribe:

“O, más precisamente, que esa libertad, como todas las demás, emana del derecho de propiedad”.

Como católico no considero a la propiedad como el derecho básico del que emanan todos. Más bien, el derecho básico sería la libertad y precisamente para defenderla debemos proteger la libertad privada. Estamos aquí ante el distinto planteamiento del liberalismo que parte de posturas diferentes sobre la esencia del ser humano.

Un saludo, gracias por tu participación y bienvenido al blog.

Anónimo:

Sí, el problema son los límites y quien ha de señalarlos.

JFM dijo...

Prohibir la religión musulmana no es siquiera discutible, sería absurdo, un atentado frontal a la libertad religiosa.

Seria absurdo prohibir el culto de Kali?

Seria absurdo prohibir la religion azteca si todavia existiese? Porque en ella los sacrificios humanos a gran escala no eran algo folklorico, accesorio y rectficable sino algo fundamental.

La libertad religiosa no es algo absoluto en el sentido de que no le pedimos nada a la religion en cuestion. Implicitamente se basa en el vive y deja vivir y presupone que la religion en cuestion adhiere a ese principio en sus preceptos fundamentales . No puedo dejar de notar que los autores de la Primera Enmienda no habian estado confrontados, como lo habian estado los espańoles, ni a la religion azteca ni al Islam o, como lo estarian los ingleses un siglo despues, con el culto de Kali. Implicitamente asumen piensan en religiones que

1) respetan la "Golden Rule"
2) mas o menos respetan lo de al Cesar lo que es del Cesar o sea no pretenden controlar al estado y convertirlo en su instrumento
3) no pretenden regir todos y cada uno de los aspectos de la vida de los fieles lo cual por cierto es muy peligroso para una democracia
4) mas o menos respetan la idea de que todos los hombres son iguales y que si un hombre de la religion mta a otro que no es de esta sera condenado a la misma pena (en el Islam matar a un infiel "del Libro" solo cuesta la mitad que matar a un musulman).

Yahora te toda decidir si el Islam cuyo libro (no rectificable) manda matar a los infieles hasta que paguen la jizya entra en ese marco, si debemos tolerarlo pero en forma hostil y tratando de hacer que sus fieles lo abandonen o si debemos lisa y llanamnte prohibirlo.

En lo que toca a la mezquita recordaré sin emabrago que sus promotores parte de llamrala Cordoba (nombre poco usualcuando no se tien ciertas ideas) han decidio edificarla no en Arizona, sino, tal pica en Flandes, lo mas cerca osible de la zona cero. La eleccion del nombre y del lugar no son inocentes ni los que estan detras del proyecto "musulmanes normales"