martes, 24 de agosto de 2010

Selecciones de la Web: La refutación de Keynes

Selección del artículo "La refutación de Keynes" de Jose Ignacio del Castillo, publicado en octubre de 2001 en el número 35 de la revista Libertas/RIIM:

A grandes rasgos, existen dos teorías explicativas del proceso económico. Las llamaremos teoría del equilibrio de la producción y teoría del poder adquisitivo. La primera sostiene que la producción precede lógica y necesariamente al consumo y que éste es consecuencia de aquélla. No se puede consumir lo que no ha sido previamente producido. Tampoco se puede incrementar la capacidad productiva consumiendo más. Desde luego, se produce para consumir, bien en el presente, o bien en el futuro, siendo esos deseos de consumo los que guían la producción. Luego, dado que las necesidades de los seres humanos son ilimitadas y que los recursos para satisfacerlas escasean -no vivimos, por desgracia, en Jauja ni en el Paraíso Terrenal, y no basta con desear una cosa para obtenerla-, no existe la posibilidad de una superproducción generalizada. Antes al contrario, es precisamente la escasez de recursos y la jerarquía en el orden de las necesidades que se desean satisfacer, lo que obliga a orientar y equilibrar la producción. Desde este punto de vista puede ser posible que, temporalmente, una superproducción parcial en algunos sectores coexista con una producción insuficiente en otros.

La teoría del poder adquisitivo, por su parte, vincula la producción a las ventas. Si no hay compradores, no hay producción. Por tanto, se puede aumentar la producción, bien obligando a comprar bajo la amenaza de confiscación en caso de no hacerlo (Silvio Gesell), bien arrebatándole a la gente su dinero para gastarlo en su lugar (John Maynard Keynes), o bien fabricando dinero para aumentar la capacidad conjunta de compra de la sociedad (John Law y también Keynes).

La teoría del poder adquisitivo, también conocida como inflacionismo, está plagada de innumerables incoherencias que intentaremos mostrar en este ensayo. Su popularidad -la etapa mercantilista, el keynesianismo– se ha debido a una serie de causas: la falta de preparación y la ausencia de profundidad y rigor en el pensamiento de muchísima gente, incluidos profesores y estudiosos del tema económico, el anhelo de recetas rápidas, mágicas e indoloras para salir de las crisis que periódicamente han afectado a la economía, y finalmente la explotación de algunas omisiones que los teóricos del equilibrio en sus diversas escuelas han podido cometer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Prueba de ello, estimado amigo, es la crisis actual y la forma en la que están intentando salir de ella.

saludos.
(Sebastián Navarro)