martes, 4 de mayo de 2010

El concepto de persona y la naturaleza humana.

En una anterior entrada planteaba el problema de la distinción entre ser humano y persona. Entendido el ser humano como un ser vivo perteneciente a la especie homo sapiens, la definición biológica queda resuelta. En función de su estructura genética se puede clasificar de forma objetiva lo que es un ser humano. Sin embargo, con este primer paso no hemos hecho más que apartar el primer velo del misterio, pues ¿es el hombre sólo el producto de su genoma? ¿Es el hombre esencialmente diferente al resto de los seres vivos que habitan o han habitado esta Tierra?

En la película dirigida por Steven Spielberg, I.A. Inteligencia Artificial, una empresa de robots se propone diseñar uno capaz de amar, pues la capacidad de razonar ya es común en modelos anteriores. El robot es construido y dado a una pareja. Por distintos motivos que no comento para no desvelar la trama de la película, la pareja decide devolver el robot a su fabricante, sabiendo que debido a sus características será destruido. A continuación pongo la escena donde la "madre" se dirige a las instalaciones de la empresa:


Es difícil no sentir empatía y una profunda tristeza por el robot que es abandonado, incluso sabiendo que no es más que un conjunto de circuitos que reproducen a un ser humano… ¿o es algo más? ¿Lo convierte su capacidad de pensar y amar en una persona a pesar de no ser biológicamente un hombre?

En un artículo titulado “Persona y vida humana desde la noción de persona de Xavier Zubiri”, la Dra. Blanca Castilla y Cortázar nos relaciona las peculiaridades más decisivas de la persona de la siguiente manera:

1) su irrepetibilidad, que los clásicos denominaban incomunicabilidad, y

2) su apertura y relación con los demás, es decir, su máxima comunicabilidad, a través de la inteligencia y de la libertad, que posibilitan el conocimiento y el amor.

Mediante estas características ya hemos avanzado un paso más allá de la simple definición biológica de ser humano. ¿La existencia de las mismas dota a este ser vivo que somos de una naturaleza especial, o existe una esencia ontológica en el hombre que se manifiesta a través de estas propiedades, siguiendo el conocido adagio “operari sequitur esse”, el actuar sigue al ser? La opción por una u otra respuesta será básica para construir un determinado modelo de Estado y una determinada opción liberal.

11 comentarios:

eze dijo...

Hola Eetión!

Creo que en este post se mezclan dos problemas.

a) La relación conceptual entre homo sapiens y persona.

b) La definición de persona.

Cuando preguntas, ¿es posible ser persona sin ser biológicamente un hombre?, te refieres al problema a). Cuando mencionas las dos condiciones de ser persona te refieres al problema b).

Sin entrar a valorar y sólo extrayendo conclusiones que se siguen de tu post, parece que, dada tu respuesta a b) tu respuesta a a) sería: puede haber personas que no sean hombres.

Esto es así porque en ningún caso hemos determinado que irrepetibilidad y comunicabilidad sean propiedades exclusivas de los seres humanos.

Para un católico, además, ello es necesario, pues su concepto de persona debe poder acomodar la creencia de que existen personas que son espíritus puros (ángeles) y dos personas divinas que no son, a la vez, seres humanos.

En este sentido estoy de acuerdo contigo que no es necesario ser biológicamente homo sapiens para poder ser persona, desde un punto de vista conceptual. Y que queda abierta la posibilidad, pues, de que, de hecho existan personas que no son seres humanos.

Además de ángeles y dioses, se me ocurren hombres de neandertal o grandes simios, que en principio podrían cumplir con las dos condiciones que mencionas. No digo que las cumplan, sólo que es posible que así sea.

No entiendo el dilema "¿La existencia de las mismas dota a este ser vivo que somos de una naturaleza especial, o existe una esencia ontológica en el hombre que se manifiesta a través de estas propiedades, siguiendo el conocido adagio “operari sequitur esse”, el actuar sigue al ser?".

Quiero decir que no sé el significado de la expresión esencia ontológica y operari sequitur esse y cómo se contraponen al de una naturaleza especial.

Sin embargo, no alcanzo a ver cómo el criterio de irrepetibilidad permite distinguir a una persona de lo que no lo es. La irrepetibilidad de un particular es una consecuancia lógica del principio de identidad y éste es aplicable a cualquier particular.

Si tengo un perro llamdo Hacky y lo duplico, no es que tenga dos Hackys: tengo un Hacky y su réplica exacta, que es otro perro diferente. Pues identidad, en sentido filosófico, no equivala a exacta similitud, sino a ser el mismo particular.

El segundo criterio es el de poseer inteligencia y libertad. Bueno, poco se puede decir al respecto sin haber definido antes estos términos: a qué tipo de inteligencia nos referimos, qué entendemos por libertad. Teniendo en cuenta, además, que no nos referimos a libertad política sino a libre albedrío.

Todo esto son debates abiertos, la verdad. Como apunte, actualmente suele definirse la persona como un ser auto-consciente (o consciente de ser un ser temporalmente extenso).

Esto permitte, de entrada, distinguir entre organismos no-conscientes (como las plantas), organismos meramente conscientes (como los perritos) y organismos auo-conscientes (como nosotros, los seres humanos).

Claro que, como sólo somos auto-conscientes desde la primera niñez, nuestra fase personal comienza entonces, aunque ya existíamos como prepersonas antes, desde que empezamos a ser conscientes.

Está claro que la auto-consciencia requiere de esas cualidades que llamamos 'libertad' e 'inteligencia'.

Bueno, yo me inclinaría a decir que la auto-consciencia es una función de nuestras abilidades cognitivas superiores.

Por otra parte, también me inclino a pensar que tales abilidades cognitivas pueden explicarse enteramente en términos físicos y que para explicar lo que somos y cómo somos no hace falta invocar una 'mente' o un 'alma'.

Un abrazo y gracias,
Eze

Eetión dijo...

Hola, Eze!

De momento una matización. Cuando he expuesto las características de una persona, puede que haya dado por supuesto nociones previas que deberían ser explicadas. Si lees el artículo, la autora delimita estas características a un ser humano, por lo que mi respuesta sería la contraria a la que indicas, es decir, creo que no puede haber personas sin que sean hombres. Al menos dentro de nuestra realidad terrenal. Y esto lo dejo aquí, pues no quiero desviarme en conceptos teológicos ya que mi intención por ahora es encontrar un lenguaje común. Gracias por tu matización, pues de lo escrito sí se podría deducir la conclusión que afirmas de mis planteamientos.

Sigo un poco más tarde, en cuanto tenga un poco más de tiempo.

octopusmagnificens dijo...

Esa escena es una gran escena, la mejor de la película junto a la del "concédele lo que pide" del final. El futuro evolutivo del ser humano está en la ingeniería genética y la cibernética. El cuerpo y la mente se fusionarán con máquinas y ordenadores. Nuestros descendientes, o al menos una parte de ellos, serán virtualmente inmortales, inmunes a los efectos del paso del tiempo.

Anónimo dijo...

Tal y como yo lo veo, todo ser humano es persona, pero no toda persona es humana.

Por tanto para ser persona humana es condición necesaria el ser "humano" biológicamente.

Como bien señala Eze, para un católico hay personas humanas y divinas. Pero puntualizo: Cristo era a la vez persona humana y divina, el Padre es persona divina, el Espíritu Santo también es persona divina. Como se suele decir: "un solo Dios, una sola naturaleza, tres personas".

A este respecto hay un programa estupendo en Radio María (Compendio del Catecismo), presentado por un sacerdote amigo mío, el padre Jose Miguel Marqués: pura precisión filosófica y teológica en la más cristalina ortodoxia católica... un placer oirle, os lo recomiendo. Empieza a las 16 horas todos los días de semana.

Un saludo a todos.

Eetión dijo...

Gracias, Daniel, por la puntualización que es fundamental por su importancia dogmática. Aunque no quiera entrar en conceptos teológicos no por ello debo dejar las cosas sin concretar. En el catecismo de la Iglesia católica se encuentra escrito aquí el misterio has expresado por si alguien tiene interés.

En Radio María he escuchado a eso de la una de la madrugada comentarios sobre el Catecismo y en especial sobre los puntos de la DSI. No sabía que también lo daban por la tarde. Tengo que ir a la web para ver si se pueden bajar, aunque en la radio dicen que puedes pedírselos.

Un saludo.

Eetión dijo...

Continúo, Eze:

En relación al dilema que mencionas, esencia y naturaleza deben ser entendida de igual manera, aunque existe un matiz que distingue ambos conceptos que en este caso no es importante. El termino esencia debe entenderse tal y como es definido desde una filosofía tomista (que toma los términos de Aristóteles). De esta forma, esencia viene a identificarse con una de las diez categorías que mencionaba Aristóteles: la sustancia.

El dilema que planteo se refiere a si consideramos persona a un ser humano por tener capacidad racional y auto-consciente, negando esta condición al ser humano (biológicamente definido) que carezca de estos atributos, o si postulamos que el ser humano tiene una esencia propia, existente desde el mismo momento del comienzo de su existencia y que lo convierte en persona a pesar de no manifestar su capacidad racional o auto-consciente. En próximas entradas intentaré ser más concreto, pues voy publicando a medida que voy investigando.

Gracias por tus aportaciones. Quedan pendientes unas cuestiones que comentas. Un abrazo.

Octopusmagnificens:
Sí, realmente es una gran escena que resumen el mensaje de la película.

En relación a la inmortalidad, realmente no sé si sería deseable...

rojobilbao dijo...

¿Quées una persona, un ser humano? Recurro a una idea nacida de la necesidad de los judíos. Debido a las violaciones que sufrieron por los romanos decidieron conceder la naturaleza jurídica de judío a todo aquel que naciera de madre judía. Mutatis mutandi, será humano todo aquel que nazca de mujer humana, si llegado el tiempo un mono implantado en un útero fuese capaz de nacer, reformularía la cuestión.

eze dijo...

Hola Eetión,

Vamos a ver si te he entendido bien. Entonces el dilema está entre:

a) Persona es el organismo con cacacidad para la auto-consciencia (comprendiendo en la ato-consciencia la racionalidad, inteligencia, libre albedrío, etc.).

b) Persona es la esencia del ser humano. Si te he entendido bien, esto quiere decir que, por el mero hecho de ser un ser humano, ese ser es, a su vez, persona, con independencia de las propiedades que tenga a lo largo de su vida.

No sé si éste dilema resulta reducible al final al de si:

a) Persona es definible en términos de un conjunto de propiedades.

b) Persona no es definible en términos de otros conceptos. Se trata de un concepto básico. Sin embargo, sabemos que supone la esencia de ciertos seres, como los humanos.

La verdad es que la segunda opción me parece muy misteriosa, mientras que la primera me resulta mucho más plausible.

Tú mismo propusiste dos propiedades que, conjuntamente ha de poseer un organismo para ser persona. Si su posesión no es necesaria para que ese organismo pueda ser considerado persona (como, por ejemplo, un zigoto), entonces es que no son las propiedades cuya posesión definen la persona.

Supongo que al final se quiere decir que sean cuales sean las propiedades que definen a una persona, no hace falta que las tenga actualmente, sino sólo en potencia.

Ahora bien, no de cualquier modo. Pues si potencia de X en un ente es la posibilidad de que X esté en acto en ese ente, puede decirse que muchos animales podrían ser personas en potencia, dada la tecnología adecuada para transformarlos.

Parece que un ente es persona cuando las propiedades de persona las tiene en potencia según su forma.

En mi post anterior comentaba que ésta era la postura de la Iglesia, donde el alma es la forma del ser humano y donde la forma es entendida como un principio activo que organiza el desarrollo de la materia de la que estamos hechos. Así, desde que adquirimos alma, ésta ya tiene 'programadas' las capacidades de autoconsciencia, de manera que va organizando nuestro cuerpo para que tales capacidades sean en acto.

Por mi parte, vuelvo a decir, ésta me parece una explicación misteriosa de qué somos los seres humanos, ya que necesita echar mano de entidades de clase exótica, como las entidades espirituales. Ello requiere (en el terreno no religioso en el que tenemos esta discusión) de una labor previa de explicación de qué son esas entidades, y de aportación de razones para creer que existen.

Toda explicación filosófica debe intentar explicar lo que sea que desea explicar intentando postular el menor número posible de entidades. Esto es la cualidad de parsimoniosidad de una teoría.

Dado que el cuerno más persimonioso del dilema es el 'a', es el que prefiero. Explica qué es una persona sin necesidad de recurrir a esencias no materiales.

Por supuesto que desde un punto de vista moral el dilema no es baladí. En el caso 'a' el zigoto no es una persona y hay que buscar otra justificación para su derecho a la vida. En el caso 'b' sí que lo es y vale para él la misma justificación que empleamos para nosostros.

Eetión dijo...

Hola, Eze:

Afirmas: “La verdad es que la segunda opción me parece muy misteriosa, mientras que la primera me resulta mucho más plausible.”

Quizás te resulte más pausible pues partes desde una postura nominalista, suponiendo que no existen realidades existentes más allá de las realidades particulares. Eran nominalista filósofos tales como Hobbes, Locke y sobre todo de forma más radical Berkeley. En la escolástica ese debate sobre esas realidades se denominó el problema de los universales.

En realidad en el zigoto sÍ se encuentras esas propiedades que he señalado. Y se encuentran más allá de la definición hilemórfica del ser humano. Y esas propiedades se encuentran por propia definición ontológica del ser humano, son parte de su esencia.

De la misma forma que ponías el ejemplo de duplicar al perro y su duplicado no sería el original, un animal por el hecho de adquirir las propiedades que definen a una persona no deja de existir como un animal. Su esencia nunca podrá ser la esencia de un ser humano, pues entonces dejaría de ser animal para convertirse en ser humano.

eze dijo...

Hola Eetión,

No acabo de comprender en qué sentido se encuentran esas propiedades en el zigoto.

Desde luego, no empíricamente. Es claro que es duplicable y que no puede comunicarse máximamente.

Si quieres decir que más allá de lo empíricamente constable, es decir, en un sentido metafísico, el zigoto posee esas propiedades...

He de confesar que no puedo entender qué se me quiere decir con eso.

En definitiva creo que tú crees en las esencias como algo existente del mismo modo que los particulares y que yo creo que son construcciones lógicas.

Por eso creo que sí un animal adquiere todas las propiedades que definen a una persona, deviene persona.

No creo que se necesite postular la existencia de universales para explicar el mundo, y por eso rehúyo emplearlos.

Un saludo,
Eze

Eetión dijo...

"En definitiva creo que tú crees en las esencias como algo existente del mismo modo que los particulares y que yo creo que son construcciones lógicas."

Sí, Eze, pero no soy un idelista en el sentido platónico. Sigo el realismo moderado tomista. Espero que en próximas entradas podramos discutir en concreto sobre esto.

Como siempre, gracias por tus aportaciones. Un saludo.