domingo, 6 de junio de 2010

La propuesta de contrato vitalicio de Juan Manuel de Prada

A veces las buenas intenciones no bastan y de aplicarse conseguirían perjudiciales resultados a pesar de los deseos. El pasado 2 de junio, en el programa "La Tarde con Cristina", Juan Manuel de Prada dio su opinión sobre la duración del contrato de trabajo, afirmando que solamente la quiebra de una empresa debería dar lugar a la finalización del mismo. Esta afirmación fue rechazada de forma contundente por José Luis Restán. Analicemos con algo de detalle las consecuencias de esta propuesta. Dejo a continuación el audio correspondiente antes de pasar al análisis



Evidentemente, la parte positiva de la propuesta es la seguridad laboral del trabajador. Se elimina de esta forma cualquier tipo de inseguridad por la pérdida del puesto de trabajo, solamente amenazado por la desaparición de la empresa. Pero quedarnos en este nivel de razonamiento llevaría a no analizar la totalidad del planteamiento. Si fijásemos una duración vitalicia para los contratos de trabajo, se impondría una barrera de entrada en el mercado laboral para multitud de trabajadores, especialmente los más jóvenes. Las empresas existentes sólo demandarían nuevos trabajadores en casos de fallecimientos o enfermedades graves de los actuales, o en el caso del crecimiento de la empresa. A esta oferta de reposición o crecimiento habría de añadirse la formada por las nuevas empresa que se constituyeran. Seguramente, esta limitación de la oferta de trabajo llevaría a la larga a un incremento del paro y a una rigidez extraordinaria de la estructura empresaria. Sería la vuelta a los gremios medievales.

Por otra parte, la seguridad tendría otra consecuencia. La propia naturaleza humana haría que muchas de esas personas que tienen asegurado su puesto de trabajo cayesen en una apatía productiva. Podría alegarse que el propio sentido de responsabilidad llevaría a los trabajadores a dar siempre lo mejor de si mismos. Pero todos sabemos que el ser humano no se comporta en muchas ocasiones de esta manera. Por lo tanto, a la anterior rigidez del mercado laboral tendría que añadirse una posible caída de la productividad y en muchos casos una merma en la calidad del producto o servicio ofertado por las empresas.

Dice el axioma central de la praxeología que toda acción humana implica el intento deliberado de pasar de una situación menos satisfactoria a otra más satisfactoria. La fijación de contratos de trabajos vitalicios iría contra este axioma. Se impediría al empresario conseguir una empresa cada vez más competitiva, se impediría al trabajador de esta empresa labrarse una carrera profesional cada vez más satisfactoria tanto en lo económico como en lo personal, y por último, se impediría a aquellas personas sin trabajo a conseguirlo. Partiendo de una propuesta bienintencionada que intentaba favorecer al trabajador, hemos conseguido una vil cuadratura del círculo; pretendiendo hacer que unos ganen, hemos conseguido al final que todos pierdan.

8 comentarios:

spartan dijo...

Ayer en Intereconomía, un contertulio: "si esta crisis no la han creado los trabajadores, porque la deben pagar ellos" (parece que los trabajadores nunca pidieron hipotecas y se entramparon hasta las cejas).

No era Toxo, ni Méndez, ni Lara. Era el nunca nominado pero siempre gracioso JM De Prada, que de Coños sabrá mucho, pero de Economía sabe menos que ZP.

Caribbeanomics dijo...

Delicioso de Prada, como casi siempre, hasta que la muerte nos separe.. ¿haremos el contrato en gananciales o separación de bienes?
¿discutiremos luego la posibilidad de divorcio?.

Alabo la santa paciencia del autor del blog al contestar con mesura y razonadamente.

rojobilbao dijo...

De Prada dijo en ése programa (otro día) que a él Hayek no le gustaba. Afirmando que era partidario del distributismo. Hombre, que de economía no sabe nada, es evidente, pero que se pueda decir de un economista que no te gusta es como decir, que Madame Curie no te gusta, Newton no te gusta o Euler no te gusta.¿Es cuestión de gustos o de certezas? Hayek no gusta o disgusta, Hayek acierta o no con sus enunciados.

bastiat dijo...

Yo no me le leido en profundidad el ideario falangista....

Creo que de Prada... se lo sabe de memoria.

Samuel J. dijo...

Algunos literatos tienen la mala costumbre de convertirlo todo en literatura. Igualmente algunos economistas tienen la mala costumbre de convertirlo todo en economía, lo cual no siempre es lo más adecuado. Lo del contrato vitalicio ya existe en la empresa pública: los funcionarios. ¿Y por qué no aplicamos a los gobernantes el mismo contrato vitalicio, y que sólo la quiebra del estado justifique la pérdida del cargo? Esperemos que el Sr. De Prada abandone cuanto antes ese divertido argumento.

Anónimo dijo...

Lo que dijo, en mi opinión, fue una animalada mucho más grande que la que se comenta: Estaban discutiendo sobre la indemnización por despido, que si 30 días, que si 20, que si 45 y él, con un par, dice que le parece muy poco que la indemnización fuese de 45 días; le preguntan qué cuanto cree que debería ser luego su importe y dice que debe ser una indemnización vitalicia en tanto la empresa no dé en quiebra.
O sea, que lo que debe ser vitalicio no es el contrato sino la indemnización.

Elentir dijo...

Lo que Prada propone para el sector privado ya existe en el sector público -el funcionariado-, y ya hemos visto las nefastas consecuencias que tiene sobre el rendimiento de los trabajadores. La propuesta de Prada sería una ruina económica total. Claro que él no tiene ni puñetera idea de economía, sólo sabe lanzar consignas. Hace poco, como comenté en mi blog, Prada afirmó cosas como que "el tinglado financiero era tan sólo un invento de la idolatría" y otras tonterías por el estilo.

No sé qué es más alarmante, que este señor diga tales majaderías o que la COPE cuente con él como comentarista estrella en sus principales programas. Es para echarse las manos a la cabeza.

Eetión dijo...

Gracias a todos por sus comentarios. Bienvenidos al blog Álvaro(Caribbeanomics) y Samuel.

El error que comete Juan Manuel de Prada ya lo comentaba Henry Hazlitt en su libro “La Economía en una lección”. Sólo atiende a las consecuencias inmediatas de sus propuestas y sólo contempla esas consecuencias sobre un determinado grupo de personas. Puede que además tenga un fuerte rechazo de todo lo que suene liberal (ya sabemos, la frecuente confusión que sufren muchos católicos).

Tienen toda la razón cuando comentan que lo que propone ya existe refiriéndose al funcionariado. Incluso el primer título que tenía para la entrada era “El contrato vitalicio o todos funcionarios”. Pero he visto que con esta reflexión se podría escribir otra entrada, al ser un tema tan actual por la bajada de los sueldos a los funcionarios. A ver si me pongo a ello.

Anónimo, si entendemos lo expresado por Juan Manuel de Prada tal como afirmas, entonces, como bien dices, la propuesta sería infinitamente peor. Pero desear una indemnización vitalicia implicaría casi necesariamente un contrato laboral vitalicio, pues, ¿para qué iba un empresario a despedir a un trabajador si de todos modos ha de seguir pagándole?

En relación al Distributismo, Rojobilbao, hay un excelente artículo de Thomas E. Woods que explica el error de su planteamiento. No deja de ser más que una vuelta a una economía medieval (incluso equivocándose sobre lo que realmente era esta economía).

Elentir, no será que en la Cope andan escasos de contertulios ;-)