domingo, 10 de julio de 2011

La herencia no económica de Zapatero

El legado económico de Rodríguez Zapatero es terrible. Su gestión de la crisis ha convertido a España en un erial, por más que las causas últimas no fueron debidas a sus acciones. Sin embargo, existe una herencia al menos tan perjudicial como la económica. Una herencia fruto de un proyecto "progresista" que pretende transformar la sociedad española para que ésta pueda alcanzar unas supuestas "mayores cuotas" de felicidad y libertad.

De esta forma, para Rodríguez Zapatero el hombre es un libro en blanco donde el Estado puede escribir para definir en lo puede convertirse:

"La idea de una ley natural por encima de las leyes que se dan los hombres es una reliquia ideológica frente a la realidad social y a lo que ha sido su evolución. Una idea respetable, pero que no deja de ser un vestigio del pasado".(1)

Y así, partiendo de este planteamiento llega a afirmar, subvirtiendo el orden lógico de las cosas y deformando el concepto de libertad:

"El único orden que debemos establecer es el orden que da libertad a todos, no el que da la libertad de cada uno. Es la libertad la que nos hace verdaderos. No es la verdad la que nos hace libres".(2)

Esa herencia nefasta, que pretende refundar una nueva forma de vida que obligatoriamente han de adoptar todos los habitantes del país, se han obtenido mediante la elaboración de leyes que definen una moral, pues como expresó en una ocasión: "Tienen que entender que en el ámbito de lo público la única moral posible es la de la Constitución"(3):

Ley de Protección Integral contra la Violencia de Género, primera ley en la que se introduce la ideología de género, aprobada en diciembre de 2004, a tan sólo ocho meses de la toma de posesión de Rodríguez Zapatero.

Reforma de la ley del divorcio, conocida como ley del divorcio exprés, en julio de 2005.

Ley de Reforma del Código Civil de julio de 2005, que permite el "matrimonio" homosexual y la adopción a las parejas del mismo sexo.

Ley sobre técnicas de Reproducción Humana Asistida, que permite la selección de embriones y la creación de "bebés medicamento", aprobada en mayo de 2006.

Ley Orgánica de Educación, de mayo de 2006, que introduce el adoctrinamiento y potencia un igualitarismo que destierra la excelencia.

Ley Orgánica para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres, de marzo de 2007.

Ley de Investigación Biomédica, que abre las puertas a la clonación humana, aprobada en junio de 2007.

Orden de Presidencia del Plan Nacional para la Alianza de Civilizaciones, en enero de 2008.

Ley de Identidad de Género, de marzo de 2008

Autorización de la “píldora de los cinco días” en agosto de 2008.

Plan Nacional de Derechos Humanos (2008), que incluyen el aborto, el derecho a la “orientación sexual” y el “matrimonio” homosexual.

Autorización de la venta libre de la “píldora del día después” en septiembre de 2009.

Ley Orgánica de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, en marzo de 2010.


Notas:
(1) (2) José Luis Rodríguez Zapatero a Suso del Toro, Madera de Zapatero. Retrato de un presidente.
(3) José Antonio Alonso, portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados

Las citas y la relación de leyes han sido tomadas del libro Proyecto Zapatero, de Ignacio Arsuaga y M. Vidal Santos.


Proyecto Zapatero - Crónica de un asalto a la Sociedad

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Nadie te ogliga a divorciarte.

Nadie te obliga a establecer una realación reconocida legalmente con una persona de tu mismo sexo.

Nadie te obliga a poner fin a tu vida evitando el ensañamiento terapéutico inútil o a vivir una vida que TU no consideras digna.

Tú eliges. Esa es la diferencia entre un modelo de sociedad libre y otra atada por condicionamientos religiosos, sea cual sea la religión. Ese el el problema de las religiones, de todas las religiones. Necesitan ir más allá del propio individuo. No se trata de que tú vivas de acuerdo a tus creencias, necesitas que todos vivamos de acuerdo a ellas. Necesitas que tus valores morales sean los valores morales. Es muy difícil, imposible diría yo, encontrar creyentes con una visión relativista de su religión.

Puedo entender que una persona tengan inquietudes espirituales hasta el punto de CREER en un hacedor del Universo que le rodea. Pero me cuesta entender que una persona con un mínimo de formación se encuentre cómodo en el entramado de creencias y ritos que constituyen las princiapales relgiones. Aún así lo respeto. No busco que tú vivas en base a mi forma de entender, o al menos de intentar entender, el mundo en el que vivo. Cree en tu Dios si eres feliz. Vive de acuerdo a tus creencias y lo que te obliga tu Iglesia. Pero no intentes que yo haga lo mismo. No comparto muchos de tus valores morales. Justamente esos que afectan a la libertad de vivir y dejar vivir.

¿Qué pasa si en España se reconoce el divorcio?, ¿acaso te oliga a divorciarte?, ¿qué pasa si en España se reconocen legalmente las uniones entre personas del mismo sexo?, ¿acaso te obliga a mantener relaciones sexuales con quien no te apetece?.

Vive y deja vivir.

Eetión dijo...

Espectador, siento tener que borrarte una palabra de tu mensaje. Espero que lo entiendas. Como Blogger no me deja modificar un comentario, lo transcribo a continuación. Un saludo.

10/07/2011 - 21:14 Espectador:

De hecho, lo que le preocupa al ********* ZP no es haber arruinado la economía del país e incluso haber sumido en la miseria a su propio Partido, sino no haber tenido tiempo de completar su proyecto de ingeniería social y política. No haber podido disgregar por completo a España, entregándola a toda suerte de separatismos, no haber acabado con los últimos resquicios de la moral y la ética "tradicionales", no haber destruido por completo la Educación, ... , aunque en todos esos aspecto haya avanzado buen trecho.

Y por supuesto, no haber tenido tiempo de comprar puestos internacionales para todos sus secuaces más importantes, como los conseguidos para Aidos, Moratinos, etc., o puestos nacionales, ERES falsos, etc. para el resto de la morralla depredadora socialista.

Eso es lo que lamenta; no haber tenido tiempo suficiente para completar sus planes. Solo eso explica la forma en que se agarra al poder, a ver si aun le da tiempo a hacer el mal un poco más.

Eetión dijo...

Anónimo:

Yo no estoy planteando imponer mi religión a nadie, tan sólo expongo valores que considero tan importantes que deberían estar en la base de nuestra sociedad. Evidentemente, si tú consideras, siguiendo la moda del relativismo actual, que todo es lo mismo, entiendo que no compartas mi opinión.

Nadie me obliga a divorciarme.
Pero cuando conviertes el divorcio en algo tan trivial, destruyes a la base misma de la sociedad. Eso no es una creencia religiosa. ¿Por qué crees que todas las sociedades han defendido esa institución? ¿Crees que una familia rota es lo mejor para unos hijos? Que se divorcie quien quiera, pero no traigamos el repudio a nuestra sociedad.

Nadie te obliga a establecer una realación (sic) reconocida legalmente con una persona de tu mismo sexo.
Pero denominar matrimonio a la unión de dos personas del mismo sexo es atacar esa institución. Que se legislen esas uniones y se las dote de todos los derechos que se estimen convenientes, pero no transmutes algo en una cosa que no es. ¿O es que queremos diluir la importancia de esa institución milenaria?

Nadie te obliga a poner fin a tu vida evitando el ensañamiento terapéutico inútil o a vivir una vida que TU (sic) no consideras digna.
¿Tú no consideras la vida sagrada? Si abrimos esa posibilidad será como abrir la Caja de Pandora. ¿No sabes el miedo que pasan aquellos ancianos donde la eutanasia es reconocida? Ante una enfermedad, lo que el enfermo necesita es ayuda y amor, no una inyección letal. Y no defiendo el ensañamiento terapéutico.

Al final, tu postura, que es la postura de moda en nuestra sociedad, es aquella del relativismo ético o moral. Todo vale pues nada es verdadero. ¿Y si mañana, por lo que sea, la mayoría de la sociedad se pone de acuerdo y decide que aquellas personas que tienen tus opiniones pueden ser eliminadas? Al fin y al cabo, ¿por qué va a ser mejor el valor moral que nos impide no matar a otro ser humano que esos valores morales, o éticos si lo prefieres, que yo defiendo y considero esenciales?

Por cierto, si encuentras a un creyente que tenga una visión relativista de su religión le puedes decir de mi parte que medite su incongruencia…

Un saludo y gracias por tu comentario.

Anónimo dijo...

Eetión

Hombre, no caigas en el discurso fácil del relativismo moral, que está muy de moda y lo duro que es ser "políticamente incorrecto" (odio el término por manido) por tener un catálago de valores de los que, los que no somos creyentes, discrepamos sólo en algunos de ellos. Afortunadamente para los que seguimos tu blog y tus intervenciones en esRadio Tenerife, distas mucho de ser la Cristina Schlichting de turno.

Es evidente que el relativismo moral es absurdo sin quieres vivir en una estructura social, ya que atenta contra cualquier marco legal inherente a la misma. No lleves mis argumentos al extremo. Pero si hablamos de relativismo moral, tienes excelentes ejemplos en la Iglesia. Y para que no lo entiendas como una falta de respeto, con el término de Iglesia no me refiero al conjunto de los fieles, sino a su cúpula. Y lo grave es que el relativo moral de la Iglesia del que hablo no es el "todo vale", sino "a veces vale, a vece no, depende". Pero ese no es el tema.

Vamos a ver. Yo no he dicho que las relaciones afectivas entre dos personas y su ruptura sean aspectos triviales. Como habrás entendido de mi comentario anterior, no soy creyente. Por tanto, la relación con mi pareja carecere del carácter sagrado que tiene para tí, entendieno por tal la primera acepción de la RAE para este término, es decir, su carácter divino o relacionado con la divinidad. En cambio si es objeto de mi más absoluta devoción y respeto (cuarta acepción del término según la RAE). El que mis sentimientos hacia mi pareja carezcan de ese carácter divino no hace de mi relación algo más trivial que la tuya ni su ruptura menos dolorosa.
La mayoría de quienes establecemos una relación de pareja decidimos formalizarla ante el Estado. Ese paso no deja de ser un mero contrato, con sus derechos y obligaciones.

Aquellos que sois cristianos, además lo hacéis ante vuestro Dios, lo cual evidentemente es muchísmo más que un contrato. Yo ahí, ni entro ni salgo. Según vuestra fé, a ojos de la Iglesia y de vuestro Dios, se trata de una uunión indisoluble (o casi). Muy bien.

Sin embargo, a efecto del Estado, o lo que es lo mismo, del ordenamiento jurídico por el que se rige nuestra sociedad, el contrato no es indisoluble. Mi pareja y yo hemos decidido establecer una relación libremente y, de igual manera, libremente, por los motivos que sean, la rompemos. Nadie tiene derecho a juzgar la legitimidad de nuestra relación, de su ruptura ni a valorar la mucha o poca trasendencia de dichas decisiones.

Ningún entremado legal, por complejo que sea, va a disuadir a dos personas de romper su relación. Es absurdo. Al contrario, el Estado no es nadie para decidir con quien vivo o a quien quiero y debe facilitar los trámites legales en una situación tal dolorosa.

El matrimonio es una relación entre dos personas. El que sea más o menos trivial depende de una serie de factores englobados en dos esferas. Una más íntima limitada al conjunto de valores de ambos miembros de la pareja y otra, que influye de la primera, que contiene los valores de la sociedad referente a las relaciones afectivas. Ambas esferas son idependientes del marco legal que regula el matrimonio. Obviamente si no estuviese contemplado en nuestro marco legal, no habria divorcios. Pero dado que los valores, la formas de ENTENDER las relaciones cambian, lo mejor habría un elevado número de "ceses temporales de la convivencia", aunque sin paraguas legal. Acabar con las separaciones dificultando el trámite legal de un divorcio es tan absurdo como acabar con el paro prohibiendo los despidos.

Si eres cristiano y tu religión te impide romper el matrimonio dado su carácter sagrado, chico, no te divorcies. Tu relación con tu Dios, tu Iglesia y tus creeencias son cosa tuya. No nos involucres a los demás.

Anónimo dijo...

En relación con la regulación legal de las uniones entre personas del mismo sexo.... vamos a ser sinceros. Es verdad que llamarlo matrimono es un error. Un matrimonio es la unión entre una mujer y un hombre. Pero no deja de ser cierto que entre los sectores cristianos más conservardores, no me refiero a tí concretamente, ese argumento, como núcleo de la herida, no deja de ser una falacia. Lo que realmente molesta es es reconocimiento legal por parte del Estado de ese tipo de relaciones porque, como bien dices en tu respuesta, creerse en posesión absoluta de la verdad y/o de la moral verdadera es inherente a las principales confesiones religiosas. Nadie discute la necesidad de que el Estado sea aconfensional, lo cual ya consitutuye un gran avance. El problema es que, entre los creyentes de las diversas religiones reconocidas como tales en nuestro país, muchos no están convencidos de ello y siempre late la tentación de "puentear" el sistema reflejando en leyes lo que, sin dejar de ser respetable, es su doctrina.

Anónimo dijo...

En resumen, entre el fanatismo religioso integrista (insisto, no me refiero a tus opiniones) y el relativismo absoluto hay un amplio margen. Es imposible que todos compartamos exactamente los mismos valores. Las sociedades funcionan cuando la convivencia es posible. Y la conviencia es posible cuando, del conjunto de valores de cada individuo, sólo aquellos en los que existe un consenso más o menos general pasan a formar parte o quedan reflejados en el marco legislativo. Y esos valores, y por tanto las leyes o normas que rigen nuestro comportamiento como indiviuos y como grupo, cambian. Por eso hoy no quemamos brujas, una chica puede ir a la Universidad, incluso estar en un aula llena de chicos sin que el profesor esté presente, la mujeres votan y tienen los mismos derechos que los hombres, en la primera potencia mundial ya no hay exclavos, la orientación sexual de una persona ya no es objeto de la aplicación de la ley de vagos y maleante, etc, etc, etc.

No confundas esta posición con el relativismo moral y el todo vale, igual de ilícito que el "sólo vale lo mío".

Eze dijo...

Hola Eetión,

Hacía mucho que no comentaba por aquí, pero es que he estado ocupado.

No puedo estar de acuerdo con el relativismo moral al que parece adherirse Zapatero cuando niega la existencia de una moral natural. Sin embargo si estoy de acuerdo con los cambios legislativos a los que tú, Eetión, objetas. Creo que todos van en la dirección de permitir que cada ciudadano despliegue su plan de vida de acuerdo con la concepción del bien que encuentra más justificada, con el límite de garantizar la misma libertad para el resto de ciudadanos.

La ley positiva que de hecho una comunidad política posee en cada momento debe reflejar, para ser legítima, las creencias morales que todos los miembros razonables de la comunidad pueden considerar justificadas.

Es comprensible que muchos miembros de nuestra comunidad política, dadas sus creencias metafísicas, no puedan aceptar como matrimonio la unión de personas del mismo sexo. O que consideren que desde su origen, todo organismo humano merece el mismo respeto que es debido a una persona. Eso está muy bien, y las leyes positivas deben garantizar que los ciudadanos que así creen tegan la libertad y los recursos necesarios para vivir de acuerdo con esas creencias.

Ahora bien, buena parte de los ciudadanos sostiene creencias metafísicas contrarias. Puesto que son contrarias, está claro que sólo uno de los grupos tiene razón. El problema es que, a diferencia de lo que ocurre con el conocimiento empírico, los seres humanos no hemos logrado arribar a un método para resolver nuestras diferencias metafísicas. Es decir, no nos ponemos de acuerdo en qué es matrimonio o qué es persona, ni en el método para ponernos de acuerdo.

Dada esta realidad ineliminable, la legitimidad de un Estado liberal democrático depende de que sus instituciones no estén basadas en creencias metafísicas disputadas por ciudadanos razonables.

Un excurso sobre el matrimonio: no es cierto que el carácter necesario de la familia para la sociedad se haya traducido en nuestra cultura en dificultades para el divorcio. No fue así para judíos, griegos o romanos. El matrimonio podía romperse unilateralmente, claro que sólo a instancias del varón. Los cambios introducidos por el emperador cristiano en la legislación estaban dirigidas a convertir el matrimonio cristiano en el único legalmente posible. Así fue en España hasta hace bien poco. No sé qué bien puede hacer a la convivencia de adultos que sólo puedan romper su relación alegando causas tasadas por la ley.

Un abrazo,
Eze

Eetión dijo...

Anónimo:
No intento discursos fáciles. Sólo delimito los términos del debate. Si no estás de acuerdo con el relativismo moral que exhibe Zapatero, entonces ya estamos de acuerdo en algo. Y la respuesta no es trivial.

Yo no estoy intentando imponer un matrimonio indisoluble a toda la sociedad. Lo que me parece mal es la trivialización de la relación del matrimonio. Veo que en esto también estamos de acuerdo. Evidentemente otra cosa es la plasmación de esa relación, ya sea en leyes civiles o en un sacramento religioso. Hoy en día existe una profunda infantilización de los conceptos e instituciones. Si romper un contrato matrimonial es tan fácil como devolver una camisa comprada, no acabo de ver como es posible que se le de la importancia que merece. Y la ruptura de una pareja, sobre todo si hay hijos, no deja de ser una experiencia traumática para todos y al final, también la sociedad se ve afectada al verse afectados los individuos. Evidentemente, si una pareja no puede vivir junta, o se divorcias o se separas, en función de su concepto de matrimonio. Por cierto, sólo aportar una visión diferente, tampoco estaría de más la constitución de un matrimonio civil indisoluble, igual serían pocos quienes firmaran el contrato, pero sería una opción más (supongo que terrorífica para algunos).

Eze:
¡Hola! Sí, hacía tiempo que no comentabas. Espero que todo vaya bien.

La asunción de un conjunto de normas que ha de regir una sociedad es algo complejo. Lo mismo que elegir un conjunto de normas que han de regir la vida de una persona. Para el primer caso la teoría política ha de venir en nuestra ayuda. En el segundo, la teoría moral. Por supuesto, existirá una influencia entre las dos ciencias. Ya lo hemos comentado en otras ocasiones. Si consideramos al ser humano constituidos con una serie de “estructuras psicológicas” definidas, entonces la elección de las normas de comportamiento acordes a esas estructuras hará que se consiga la felicidad de la persona. En esencia, esa postura es la que defiende una moral o derecho natural. Desde el momento en que el ser humano se convirtió en tal, comenzó el proceso de descubrimiento de ese conjunto de normas. No deja de ser un proceso de prueba y error (no hablo en este momento de planteamientos religiosos, pues en ese caso nos meteríamos en teología y el concepto de la Revelación Divina). Aquellos que niegan ese proceso de descubrimiento se convierten en iluminados que realizan ingeniería social, y ya sabemos como acaban esos experimentos.

Anónimo dijo...

Eetion

Consideras que el ser humano tiene lo que tu llamas una estructura psicológica estática, cuyo equilibrio (y por tanto la felicicidad) se alcanza cuando, tras un proceso de evolución "natural", se llegue a lo que se considera la moral o derecho natural. Obviamente tras los conceptos de de una estructura psicológica estática y una moral natural, se esconde el inevitable creador.

Sin embargo creo que es aventurado considerar que el ser humano tiene una estructura psicológica estática. El cerebro es enormemente complejo. El resultado del entramado miles de millones de conexiones neuronales, la interacción de múltiples sistemas de neurotransmisores y de diferentes sistemas intracelualres de transducción de estas señales, da lugar a algo más que la suma de todo ello, a algo maravilloso: la consciencia y todo lo que ello implica. En la Naturaleza todo evoluciona, como bien has dicho, en un contínuo proceso de ensayo y error. Todo, desde las estructuras anatómicas más sencillas hasta los sistemas fisiológicos más complejos. Ahora mismo, en este instante, el ser humano, junto con el resto de seres que pueblan el planeta está evolucionando.

¿No crees que también envoluciona lo que tu llamas estructura psicológica?. ¿Existe por tanto un fin predeterminado?. El cerebro evoluciona, la psique con él. Pero al igual que la maraña de neuronas que lo componen da lugar a algo que trasnciende de lo que consideramos meramente físico, la maraña de individuos que componen las diversas sociedades, grupos y subgrupos sociales, etnias, culturas, etc..., dan lugar a consciencias o psiques colectivas. ¿Acaso éstas no influyen en la consciencia individual y viceversa y por tanto en la estructura psicológica?.