Por Jesús del Amo Lamborena
La pasada semana fallecía a los 56 años de edad el fundador de la compañía estadounidense de ordenadores Apple, Steve Jobs. Las condolencias por su muerte fueron unánimes, reconociéndose a nivel mundial la valía de Jobs, no sólo como empresario, sino como un visionario que abrió nuevos caminos al resto de la humanidad con sus novedosos productos de telecomunicaciones: Apple produjo el primer ordenador de uso personal, universalizó el consumo de música electrónica y por último, ha conseguido revolucionar Internet con sus dispositivos móviles.
Es curioso ver como todos los líderes políticos y todos los medios de comunicación han destacado la figura de Jobs como la del gran empresario capitalista, a modo del John Galt, el protagonista de la famosa novela “La rebelión de Atlas” de Ayn Rand.
Y es curioso porque estos mismos medios en numerosas ocasiones cargan contra el único sistema de organización social que es capaz de producir Steve Jobs o John Galt: el capitalismo.
El culto al hombre no concuerda con el desprecio al sistema que le ha permitido poder mostrar todas sus capacidades al mundo. ¿Qué hubiera sido de Steve Jobs en el caso de haber nacido en otro país, como por ejemplo, Cuba? ¿Se le habría permitido fundar una multinacional desde un garaje? ¿Hubiera podido desarrollar sus ideas visionarias? Está claro que no.
Sin embargo, los medios de comunicación occidentales normalmente denuestan el sistema de propiedad privada de los medios de producción y de intercambios libres. La mayoría de periodistas e intelectuales de occidente, desde la comodidad de su vida material y haciendo uso de sus ipads, macbooks e iphones atacan sin piedad al libre mercado que alumbra a gente como Jobs.
Puede que Jobs haya recibido esos parabienes por lo deslumbrante de sus productos, pero igual mérito que Jobs tienen todos aquellos empresarios que día a día se dan cuenta de las necesidades de los demás y tratan de satisfacerlas; desde un panadero autónomo a Amancio Ortega y su imperio Zara. Esta es la única forma de triunfar en el sistema capitalista, producir para la satisfacción de millones de individuos.
Sirva pues la figura de Steve Jobs para reivindicar la valía de todos aquellos que en libertad consiguen un mundo mejor para el resto de sus congéneres, tratando de darles aquello que demandan. En esto se basa el capitalismo.
¿Cuántos Jobs se estará perdiendo la Humanidad por culpa de la falta de libertad en muchos países del mundo? Mi recuerdo para todos los Jobs que no pudieron ser por la falta de Libertad.
Es curioso ver como todos los líderes políticos y todos los medios de comunicación han destacado la figura de Jobs como la del gran empresario capitalista, a modo del John Galt, el protagonista de la famosa novela “La rebelión de Atlas” de Ayn Rand.
Y es curioso porque estos mismos medios en numerosas ocasiones cargan contra el único sistema de organización social que es capaz de producir Steve Jobs o John Galt: el capitalismo.
El culto al hombre no concuerda con el desprecio al sistema que le ha permitido poder mostrar todas sus capacidades al mundo. ¿Qué hubiera sido de Steve Jobs en el caso de haber nacido en otro país, como por ejemplo, Cuba? ¿Se le habría permitido fundar una multinacional desde un garaje? ¿Hubiera podido desarrollar sus ideas visionarias? Está claro que no.
Sin embargo, los medios de comunicación occidentales normalmente denuestan el sistema de propiedad privada de los medios de producción y de intercambios libres. La mayoría de periodistas e intelectuales de occidente, desde la comodidad de su vida material y haciendo uso de sus ipads, macbooks e iphones atacan sin piedad al libre mercado que alumbra a gente como Jobs.
Puede que Jobs haya recibido esos parabienes por lo deslumbrante de sus productos, pero igual mérito que Jobs tienen todos aquellos empresarios que día a día se dan cuenta de las necesidades de los demás y tratan de satisfacerlas; desde un panadero autónomo a Amancio Ortega y su imperio Zara. Esta es la única forma de triunfar en el sistema capitalista, producir para la satisfacción de millones de individuos.
Sirva pues la figura de Steve Jobs para reivindicar la valía de todos aquellos que en libertad consiguen un mundo mejor para el resto de sus congéneres, tratando de darles aquello que demandan. En esto se basa el capitalismo.
¿Cuántos Jobs se estará perdiendo la Humanidad por culpa de la falta de libertad en muchos países del mundo? Mi recuerdo para todos los Jobs que no pudieron ser por la falta de Libertad.
4 comentarios:
¿y qué habría pasado su hubiera nacido en Suecia o en Dinamarca?.
Las dictaduras son desprecibles.Todas las dictaduras, desde las comunistas,hasta las de extrema derecha, pasando por la dictadura del Sr. Mercado y el "sálvese quien pueda" o, lo que es lo mismo, "tanto tienes tanto vales". Valores muy queridos en EEUU y, por cierto, poco cristiano.
¿Qué hubiera sido del Sr. Jobs en un país con un sistema sanitario (por llamarlo de alguna manera) como el imperante en EEUU si el lugar de ser el CEO de Apple hubiera sido el empleado que limpia las oficinas por las noches, con sus 1000$ de sueldo?. Evidentemente el final hubiera sido el mismo. Ese tipo de cáncer es terrible. Pero, ¿hubiera recibido el mismo tratamiento?, ¿hubiera tenido las mismas posibilidades?. Al fin y al cabo, aplicando la máxima del Sr. Mercado, para la aseguradora el cliente (ups!!, perdón, el paciente) tiene que ser rentable. Punto. Y desde luego no es igual de rentable el Sr. Jobs y sus 6000 millones en acciones de Apple que el empleado de la limpieza y sus mil dólares mensuales. Seguro que los médicos del Sr. Jobs han tomado todas las decisiones relacionadas con el diagnóstico y tratramiento de su enfermedad en base a criterios científicios y sanitario. En el caso de empleado de la limpieza hay otro criterio, lo que paga por su seguro y, por tanto, lo que cubre o no cubre y, sobre todo, que antes de fallecer, tiene que ser rentable para la empresa.
No. A mí no me gustan las dictaduras comunistas. Las desprecio, como a todo sistema totalitario. Pero tampoco me gusta la dictura del dinero, de la codicia humana y la rentabilidad. No. No me gustaría vivir en Cuba o Venezuela (que lleva el mismo camino que la isla caribeña). Pero tampoco me gustaría vivir en un país como EEUU, sabiendo que la cajera del supermercado al que voy a diario, tiembla cada vez que su hijo se enferma, no sea que el tratamiento de la diabetes, de la alergia o de esa rara afección de lo que sea, no esté incluida en su póliza de su seguro de 200$ mensuales.
A propósito. Hay algo que no acabo de entender, una incoherencia moral El Sr. Jobs era el CEO de Apple. Apple es una empresa estadounidense. Los Estados Unidos es lo que más se acerca al nirvana económico de aquellos que se autodenominan liberales. En la práctica, el empleo no tiene costes sociales, los seguros médicos va a cargo del trabajador en mayor o menor medida en función de su acuerdo con la empresa. Los costes de despido son casi inexistentes. El patriotismo es un valor muy extendido en la población. Entoces, ¿por qué razón Apple no tiene su producción en EEUU?.
Bueno, seamos comprensivos. Los costes laborales (luego hablaré de esos constes) harían un objetivo imposible conciliar el precio de sus productos y su margen de beneficios. Pero, ¿acaso ha centralizado Apple su producción a un país en desarrollo más o menos democrático?. Pongamos como ejemplo las antiguas colonias soviéticas en europa o países emergenes como Brasil. NO. ¿Dónde tiene centralizada Apple su producción?. ¡¡EN CHINA!.El muy liberal Jobs y su empresa estadounidense basan su fortuna en el, ahora sí, paraíso de todo amante del "tó por la pasta", esto es, un sistema de producción capitalista puro (o casi) TUTELADO POR UNA DICTATURA COMUNISTA, con todo su perfecto y afinado sistema represivo. Apple, al igual que otras empresas de tecnología de la muy liberal América (como les gusta llamarse), y Europeas subcontratan la producción a empresas chinas como Foxcom. Los amantes de la libertad, del capitalismo puro y duro sirviéndose de una dictadura comunista, como la cubana, para disponer de esclavos para su producción.
Sí Don Jesús del Amo, yo también me pregunto cuántos Jobs, Einsteins o Newtons se habrán perdido en China gracias a un pestilente sistema comunista actualmente sustentado por las principales fuerza vivas y ejemplos del capitalimo mundial con el objeto de disminuir los "costes laborales". Mi recuerdo para todos ellos.
Hola,
He de decir que comparto la amiración por Steve Jobs. Creo que de él podemos aprender muchas virtudes, y tenemos razones para desear tener muchas de sus cualidades, que eran buenas.
Me parece, sin embargo, que en este artículo se da un muy mal argumento a favor de una economía de mercado no intervenida. Ello es, en primer luga, porque se presenta un falso dilema. Se nos dice que sólo podemos escoger entre dos modelos económicos: el mercado no regulado o la inexistencia de mercado (Cuba, Corea del Norte, etc.). En segundo lugar porque se nos dice que nuestra admiración por Jobs es razón suficiente para preferir el primer cuerno del dilema y rechazar el segundo.
En cuanto a la primera objeción al argumento, se trata de que no hay dos modelos posibles, sino muchos, porque la intervención no es una fenómeno de todo-o-nada, sino gradual. Siendo gradual, debemos admitir por principio la posibilidad de que en el algún grado esté moralmente justificada (que es la justificación que nos importa aquí), incluso cuando estamos de acuerdo en que la intervención en grado máximo no debe ser.
Así, aun si la segunda parte del argumento estuviera bien y tuviéramos que rechazar el segundo cuerno del dilema, ello aún no justificaría que escogieramos el primero. En realidad el primero esconde muchos modelos diferentes según el grado de intervención.
Vayamos a mi segunda objeción. El mero hecho de que nos guste que personas como Jobs existan y que su existencia tenga buenas consecuencias para los demás no es razón suficiente para preferir el primer cuerno del dilema. Puede ser que en la situación creada por el modelo de mercado no intervenido resulten hechos que moralemente debemos evitar, y que éstos pesen más que lo bueno que es que haya personas como Jobs.
Combinando ambas objeciones he de decir que, dadas las alternativas a la no intervención de las instituciones democráticas en el mercado, que haya menos probabilidades de que surjan personas como Jobs no es una buena razón para preferir el modelo no intervenido.
En primer lugar, la experiencia demuestra como sistemas injustos de distribución de recursos son compatibles con la aparición de personas que contribuyan enormemente a las artes y las ciencias. Basta gran concentración de riqueza y medios para llevar a cabo los proyectos. Un buen ejemplo es el patronazgo artístico de la aristocracia.
En segundo lugar, lo más importante de un sistema económico, es decir, de un sistema de distribución de recursos escasos, no es que sea eficiente, sino que sea justo (lo cual no quiere decir que la eficiencia no importe). Es preferible, así, un sistema que distribuya bienes básicos a todos los ciudadanos con independencia de su contricuión al mercado y que sea complementado por un mercado libre para distribuir todo lo demás. Esto es así porque la alternativa es una sociedad en la que un grupo no puede contribuir de modo suficiente como para que le mercado les recompense con los bienes básicos, de forma que están a expensas de la buena voluntad de los demás para sobrevivir. Es decir, la alternativa es la ilibertad e un grupo de ciudadanos.
¿Es bonito que existan Jobs? Sí, pero es más bonito que mediante tributos progresivos se garantice la distribución de bienes básicos para todos, aunque ello haga que surjan menos Jobs.
Un abrazo,
Eze
excelente y revelador artículo, en mi opinión.
saludos blogueros
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