domingo, 12 de agosto de 2012

El socialismo, una utopía siempre violenta

Alguien afirmaba hace unos días en Twitter que el socialismo (o comunismo) era todavía una utopía deseable y que las atrocidades totalitarias y genocidas que se había llevado a cabo durante el siglo XX en su nombre eran desvirtuaciones de un pensamiento esencialmente bueno para la humanidad.

Hoy, en su web, Pascual Serrano, de forma involuntaria pues su intención era defender el robo de comida en supermercados, nos da el motivo por el que el socialismo siempre será una ideología violenta y liberticida:
Estimada trabajadora, no sé si has oído hablar de las clases sociales o de la lucha de clases. Básicamente consiste en reconocer que en una sociedad hay ricos y pobres, y que se encuentran en conflicto porque a más riqueza parar los ricos, más pobreza para los pobres. Algo mucho más indignante si son estos pobres los que, con su trabajo, logran que los ricos amasen su riqueza.
Si la sociedad es siempre una lucha de clases, ¿cómo podría ser de otra forma sino violenta? Una violenta lucha fraticida donde una clase necesita exterminar a la otra para que se produzca el tan deseado avance social.

Sin embargo, el liberalismo es muy diferente. Una sociedad liberal se basa en la idea de que los hombres pueden relacionarse obteniendo mutuo beneficio. Yo te doy algo que tú deseas a cambio de algo que deseo yo. Y en el intercambio los dos ganamos. ¿Qué a veces se producen conflictos? Pues establezcamos leyes para garantizar la libertad de intercambio y castigar la coacción y el engaño. Pocas leyes. Sencillas leyes.

Lucha de clases o intercambios pacíficos. Muerte o vida. ¿En que sociedad querrías vivir?

sábado, 11 de agosto de 2012

Ya puestos a expropiar, exprópiense a todos

Contemplo con un cierto hastío (hace ya casi veintitrés años de la caída del muro y todavía no han aprendido la lección) como bastantes dirigentes políticos de izquierda y muchos de sus simpatizantes justifican el hecho de robar en un supermercado. Sí, robar[1], por mucho que utilicen «palabras almibaradas» para disfrazar el acto. ¿Acaso podría ser ilegal lo que han hecho si no fuera un robo?

Ya puestos a seguir la lógica desquiciada de los defensores del saqueo para los pobres, ¿por qué no llevarla hasta sus últimas consecuencias? Fúndense entonces asambleas locales, ONG expropiadoras que «exijan» el dinero y los bienes de todos aquellos sindicalistas, progresistas y gentes de izquierdas, de todos esos que defiende la expropiación para los pobres (hay que empezar dando ejemplo). «Invítenseles» a abrir sus puertas y llénense sus casas de gente. Déjenseles solamente lo necesario para comer y un cuarto para vivir.

Muchos de esos que menciono me llamarán demagogo. Pero, ¿por qué pueden ellos no respetar la propiedad privada de algunos y los demás han de respetar la suya? Al fin y al cabo, se haría lo mismo que ellos dicen hacer: expropiar sus propiedades para el bien de muchos. ¿O es que también han de ser ellos quienes decidan a quien expropiar?



[1] Quitar o tomar para sí con violencia o con fuerza lo ajeno (DRAE)

martes, 7 de agosto de 2012

Unos crean riqueza y otros la roban

Capitalismo...




Socialismo...

 


domingo, 5 de agosto de 2012

Televisiones públicas, independencia y neutralidad

 Parece que se aceleran los cambios en la radiotelevisión pública (RTVE). Las antaño estrellas mediáticas son cesadas con la «lógica» del cambio de Gobierno. Y el progresismo español se rasga las vestiduras hablando de purga y pérdida de pluralidad informativa. No deja de llamarme la atención que esa sea su queja. Podría entender que se quejasen por no controlar ahora ideológicamente la radio y la televisión pública, pero hacerse los ofendidos porque el actual Gobierno haya hecho lo mismo que el anterior, no deja de ser al menos un ejercicio de hipocresía (lo siento, no creo que lo sea de ignorancia).

Debería distinguirse entre independencia y neutralidad en el ejercicio de la labor periodística (por más que estén muy relacionadas). Sería muy difícil demostrar que aquellos periodistas cesados hayan ejercido su trabajo al dictado del Gobierno socialista. Seguramente eso no haya ocurrido (¡cómo saberlo!). Pero hablando de neutralidad, la cosa cambia. Los periodistas, como cualquier otra persona, son hijos de su padre y su madre, y como cualquier otra persona tienen una forma de ver el mundo. ¿Podría negarse que los periodistas nombrados durante el periodo socialista son personas de izquierda (o progresistas, si se empeñan en llamarse así)? Eso, en principio, no es un problema… salvo que todas las estrellas mediáticas tengan la misma visión del mundo. Entonces, la radiotelevisión pública se convierte en un discurso único. Y posiblemente, ahora pasará lo mismo durante la etapa del Gobierno popular.

¿La solución? Pues es sencilla. Cerremos las televisiones públicas y que cada uno se «juegue sus cuartos» montando radios y televisiones acordes a sus pensamientos. Y por supuesto, no dejemos que los gobiernos de turno ejerzan ese poder indecente de decidir quién puede montar una radio o una televisión. En este caso, cada uno de los ciudadanos tendrá el poder de cambiar de canal, sabiendo que parte de su dinero no se seguirá gastando una vez pulsado el mando. ¿No es eso lo mejor, lo más democrático? De lo contrario seguiremos leyendo las quejas de los periodistas cesados donde afirman que lo han sido por «hacer periodismo».