lunes, 30 de julio de 2012

Espíritu de servicio y residencias para parlamentarios

Anda el pueblo soliviantado con el sueldo de nuestros parlamentarios. Sobre todo con aquellos que, representado a una provincia distinta de Madrid y teniendo casa en la capital del reino, cobran un extra por gastos de residencia. Comentaba el otro día en Twitter que lo normal es que cuando un trabajador decide aceptar un puesto fuera de su lugar habitual de residencia, haya de trasladarse a ese lugar. Y sin compensaciones. Deja amigos, familia, sus hijos cambian de colegio y todos tan contentos… o quizás no. Pero de extras para poder vivir en ambos lugares, nada.

Luego me llegó una respuesta que si las cosas fueran como debieran ser, tendría una lógica impecable. Los parlamentarios necesitan vivir en dos lugares, pues, aunque su sede de trabajo esté en Madrid, representan a su provincia. ¿Realmente lo hacen? A veces lo dudo cuando veo cómo se realizan las votaciones en el parlamento. A orden de «dedo levantado». Y cuidado con representar demasiado a su circunscripción, pues como eso vaya en contra de la disciplina del Partido se le va a caer el pelo.

Pero no abandonemos el camino, que no quiero hablar hoy de la partitocracia imperante en nuestro país. Sigamos hablando de los sueldos de los parlamentarios.

Otros dicen, por el contrario, que nuestros representantes cobran poco. Y comparan sus sueldos con los de aquellos trabajadores con igual responsabilidad en el sector privado. Podría ser, pero olvidan que cuando uno está en el sector privado, está para ganar dinero (¡que asco!, dirá algunos). Pero, ¿no se supone que el deseo predominante en nuestros parlamentarios debería ser su espíritu de servicio? ¿Para qué se ha presentado a su cargo, Señoría? ¿Para ganar dinero? No, ¿verdad? Pues entonces que nadie diga que gana poco. Al parlamento ya se debería ir con «algún dinerito ganado», y no estaría mal que el hecho de estar sentado en su escaño les «costara dinero» a nuestras Señorías. Al fin y al cabo, nadie les obliga a ser un servidor público.

Y por último, ¿por qué han de cobrar sobre los 1.800 euros adicionales aquellos parlamentarios que tienen su residencia fuera de Madrid? ¿Porque han de estar necesariamente en dos lugares? Pues construyamos unas hermosas y cómodas residencias (aunque austeras) para sus Señorías. O eso, o hagamos que aquellos que han comprando una vivienda para poder cumplir con sus obligaciones, las devuelvas al final de su mandato. Al fin y al cabo, una vez que dejen de ser parlamentarios ya no necesitarán vivir en dos lugares y podrán ser utilizadas por aquellos que los sustituyan. ¿Quién se anima?

domingo, 29 de julio de 2012

La causa de la elevada prima de riesgo según Vicenç Navarro

 Leo en el último artículo de conocido economista «progresista»:

El hecho de que España tenga una prima de riesgo tan elevada se debe a dos factores. Uno, a que España no tiene un Banco Central. Si lo tuviera, éste haría lo que hace un Banco Central digno de su nombre: imprimiría moneda y con ella compraría deuda pública, forzando la bajada de los intereses de su deuda.

Y ya está… ¡Menuda explicación! Sería como explicar que la causa de la elevada fiebre de una persona enferma es que el médico que la trata no le administra el antipirético correspondiente. ¡Que importa que una de sus piernas tenga signos de gangrena!

¿Habría otra explicación para la elevada prima de riesgo española? ¿Qué mide en última instancia esta magnitud? Sencillamente la confianza en que España pagará las deudas que ha contraído. A menor confianza, más elevada será la prima de riesgo. Y también la mayor o menor propensión al ahorro de la sociedad (si realmente estuviéramos en un mercado donde no se manipularan los intereses). A menor deseo de ahorro, mayor sería la prima de riesgo.

¿Qué pasaría si un amigo que gana 1000 euros mensuales, gasta 1200 y te debe ya 10 000 te pide prestado dinero? Según Vicenç Navarro la respuesta es sencilla. Irías a casa, imprimirías unos cuantos billetes y se los prestarías a tu amigo. ¿No? ¡Ah, claro, se me olvidaba! Eso solamente pueden hacerlo «elegidos» como Mario Draghi, nombrados por el dios Estado y cuya palabra divide el mar Rojo en dos para que continúe avanzando la legión de despilfarradores.

domingo, 15 de julio de 2012

Libertad de horarios: una simple cuestión de libertad


Con frecuencia se pierde de vista el fin, y los medios ocupan el lugar central de nuestras preocupaciones. El en caso de la libertad de horarios, el razonamiento debería ser muy sencillo. Si alguien quiere comprar y otro está dispuesto a vender, nadie debería impedir el ejercicio de esos actos. ¿Qué razonamiento retorcido puede emplearse para justificar la prohibición de este comportamiento entre personas libres? Es algo que está antes de cualquier planteamiento económico, es simplemente una elección entre libertad o coacción.

Desde el punto de vista económico, la oposición de la libertad de horarios supone también una inversión de fin y medios. Cualquier acto económico trata precisamente de eso, de economizar. De conseguir un bien con el menor de los recursos posibles. Y la competencia es para eso fundamental. Si un comercio puede ofertar a sus clientes un producto o servicio en las condiciones más ventajosas y teniendo los menores gastos al hacerlo, el intentar entorpecer esta oferta favoreciendo otros comercios que ofrecen algo peor y con unos mayores gastos es antieconómico. Es un despilfarro de recursos al pretender dar menos por más.

El viernes el Gobierno avanzó en esa deseada libertad de horarios comerciales. Pero como siempre se ha quedado corto. ¿Por qué dar esa libertad a comercios de trescientos metros cuadrados y no darlo a uno de trescientos uno? ¿Por qué, en aquellas zonas turísticas,  habría de tener libertad de apertura una zona de la ciudad y otra no? ¡Ay, que escasa es la libertad en esta sociedad intervenida!