domingo, 25 de diciembre de 2011

Solamente una canción de Navidad


domingo, 4 de diciembre de 2011

Matrimonio, ¿ese ámbito de explotación y lucha?

Cincuenta y cinco tragedias. Cincuenta y cinco vidas malogradas. Cincuenta y cinco mujeres asesinadas. Está mal. Está muy mal. Es terrible.

La actual Ley 1/2004 define la violencia de género como "la violencia que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia".

¿Relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres? ¿Qué se esconde tras esta afirmación? En 1884, Engels publica su obra "El origen de la familia la propiedad privada y el estado", donde escribe:

"Por tanto, la monogamia no aparece de ninguna manera en la historia como una reconciliación entre el hombre y la mujer, y menos aún como la forma más elevada de matrimonio. Por el contrario, entra en escena bajo la forma del esclavizamiento de un sexo por el otro, como la proclamación de un conflicto entre los sexos, desconocido hasta entonces en la prehistoria. En un viejo manuscrito inédito, redactado en 1846 por Marx y por mí, encuentro esta frase: "La primera división del trabajo es la que se hizo entre el hombre y la mujer para la procreación de hijos". Y hoy puedo añadir: el primer antagonismo de clases que apareció en la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer en la monogamia; y la primera opresión de clases, con la del sexo femenino por el masculino".

Es decir, se concibe la unión entre el hombre y la mujer como una relación intrínsecamente explotadora y alienadora para la mujer. De igual forma que el patrono explota al obrero al quedarse con la plusvalía, el hombre explota a la mujer al formalizar el matrimonio.

El los años 60, una nueva corriente feminista irrumpe en la escena mundial: el feminismo radical. Hasta ahora, el feminismo ha tratado de conseguir la plena igualdad entre hombre y mujer, igualdad entendida como igualdad legal y que dé a las mujeres las mismas oportunidades que les son dadas a los hombres. Sin embargo, el nuevo feminismo, basándose en las anteriores ideas marxistas que hemos comentado, da un paso en una nueva dirección: el feminismo debe defender a la mujer explotada dentro de una sociedad patriarcal. Y esta defensa asume la destrucción de la base de esta sociedad: el matrimonio, y por consiguiente la sumisión del hombre como elemento explotador.

En 1968, Valerie Solanas escribe el "Manifiesto SCUM" donde afirma:

"Ahora es técnicamente factible reproducirse sin la ayuda del macho (o, por otro lado, de la hembra) y producir únicamente mujeres. Algo que debemos comenzar a hacer ya. Conservar al macho no tiene siquiera la dudosa utilidad de la reproducción. El macho es un accidente biológico: el gen Y (macho) es un gen X (hembra) incompleto, es decir, una serie incompleta de cromosomas. En otras palabras, el macho es una hembra incompleta, un aborto andante, malogrado ya en su fase de gestación. Ser un macho es ser deficiente, estar emocionalmente limitado. La masculinidad es una deficiencia orgánica, y el macho es un minusválido emocional".

Por supuesto, la ley contra la violencia de género no se sitúa en estos niveles, pero es importante desenmascarar el posicionamiento ideológico que se esconde tras ella y las posibles consecuencias de un desarrollo "lógico" del problema del maltrato de la mujer acorde a los planteamientos marxistas que hemos comentado.

¿Cómo debería afrontarse este problema? Más allá de las menciones a una creencia en Dios, que puede o no ser compartida, el Catecismo de la Iglesia Católica define la familia de la siguiente forma:

"Al crear al hombre y a la mujer, Dios instituyó la familia humana y la dotó de su constitución fundamental. Sus miembros son personas iguales en dignidad. Para el bien común de sus miembros y de la sociedad, la familia implica una diversidad de responsabilidades, de derechos y de deberes.
(…)
La familia es la célula original de la vida social. Es la sociedad natural en que el hombre y la mujer son llamados al don de sí en el amor y en el don de la vida. La autoridad, la estabilidad y la vida de relación en el seno de la familia constituyen los fundamentos de la libertad, de la seguridad, de la fraternidad en el seno de la sociedad. La familia es la comunidad en la que, desde la infancia, se pueden aprender los valores morales, se comienza a honrar a Dios y a usar bien de la libertad. La vida de familia es iniciación a la vida en sociedad".

Mediante este planteamiento, se rompe con el concepto de lucha de clases aplicado al matrimonio. Se establece la plena igualdad de los miembros de la pareja, al basarse esta en la intrínseca dignidad de cada uno de ellos.

El concepto de  violencia de género debe ser superado. Debe irse a un concepto de violencia familiar, más amplio, más justo, más igualitario. En este concepto lo que se ha de castigar es la violencia ejercida por un miembro de la familia que se aprovecha de la debilidad de otro miembro, ya sea hombre, mujer, niño o anciano. Eso es lo abominable del crimen cometido dentro del ámbito familiar: allí donde se esperaba amor y ayuda, se recibe odio y muerte.